miércoles, 28 de diciembre de 2016

Balance 2016

Otro año más que se va,
otro año más que quedará en el recuerdo... 

Llegados a este punto me veo en la tesitura de hacer el balance y la valoración de estos 365 días que dejamos atrás (para no perder costumbre)

Sinceramente y siendo objetiva, no ha sido uno de los mejores, (siendo subjetiva diría que ha sido el peor de todos con diferencia) y como se trata de una valoración personal, voy a dejar a un lado la objetividad.
Este año ha sido el más duro y difícil de toda mi vida, he luchado más que nunca contra ese caos que los adultos llamáis adolescencia y he intentado sobrevivir a ella como he podido. Me han roto el
corazón y me lo han reparado para volver a rompérmelo poco después, han hecho con él lo que han querido, lo han llenado de amor y después se ha vaciado. He dado el 200% hasta quedarme a -70%, he perdido parte de mi esencia a causa del dolor y las decepciones y sí, he cambiado. He cambiado porque he madurado y aprendido a base de golpes, golpes de los que no me he recuperado por el momento y todavía están cicatrizando. He perdido a personas, he hecho que se alejen de mí otras sin saber cómo retenerlas. He intentado hacer mi vida sin deshacerme de las cosas que me lo impedían. Me he engañado a mí misma omitiendo todo aquello que sentía y no, no me ha salido bien. He aprendido a llevar una relación y también a recuperarme de ella. He sentido mariposas en la tripa, he besado, he reído, he llorado (y puede que más de lo que he reído), me he ilusionado y me he frustrado cuando las cosas no me han salido bien, he viajado y he vivido nuevas experiencias, he sufrido un año más por distancia, he echado de menos y he abrazado después de mucho tiempo sin ver a alguien que me importa.
He dejado fluir mis sentimientos y se han descontrolado, he estudiado muchísimo sin verse recompensado el esfuerzo, he hecho planes y algunos han sido estropeados, pero muchos otros realizados. También he hecho planes para el 2017, planes que me voy a encargar de cumplir uno a uno y de que así, el año que llega sea mi año.
He pasado página, o tal vez no del todo, tal vez he dejado una esquina doblada por si me da por volver a leerla, sin embargo, he empezado a escribir en las hojas en blanco que la seguían.
Se podría decir que este año he hecho locuras. He hecho y dicho cosas que no me había atrevido a hacer y decir antes, he luchado por ser fiel a mis ideales, principios y opiniones, he dejado salir a ese torbellino de emociones que soy por dentro y al final, he acabado guardándolo cerrando con candado y tirando la llave. He tenido mucha paciencia hasta haberla agotado por completo. He dejado de creer en muchas cosas y he empezado a creer en otras. Me he marcado unos objetivos y me he propuesto cumplirlos sin que nadie me lo impida.
He visto a mi ídolo después de 7 años y fue el mejor día de mi vida, pasado un mes, todavía cierro los ojos y me veo teniéndole a tan solo 20m, no lo olvidaré jamás; he cantado y bailado, me he viciado a un juego y me he acabado una serie, he discutido muchas veces y he pedido perdón y perdonado muchas otras.
He conocido a personas maravillosas y he mantenido a los de siempre aún habiendo caminado por una cuerda floja. He suspendido y me han suspendido. He caído muchas veces pero sigo en pie, y aunque tras este año tan "trágico" y a la vez "emocionante" ahora soy más fría, también soy un poquito más fuerte.
Espero que el 2017 cumpla todas mis expectativas como no las ha cumplido el 2016, al fin y al cabo no se cumplen 18 todos los años.

Hasta nunca, 2016.



Bienvenido, 2017.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Sueños interpretables...

Hace un par de noches tuve uno de esos sueños extraños de los que al despertarte recuerdas solo sensaciones y no las imágenes exactas. Durante toda la mañana traté de recordarlo porque sabía que era uno de esos sueños que sabes que esconden un significado y finalmente, lo recordé.
Yo hice mi interpretación sobre él, tal vez vosotros tengáis otra completamente distinta pero quería compartirlo con vosotros porque me pareció muy interesante.

*Voy a cambiar el nombre de los protagonistas, por si acaso. 

Me encuentro en mi calle bajando de mi casa y dirigiéndome hacia la farmacia junto con mi primo, voy a hacerme mi primer tatuaje (sí, en la farmacia, no entiendo por qué), entramos y el tatuador sin ni siquiera preguntarme qué quiero hacerme ni donde, empieza a hacerme un tatuaje muy extraño alrededor de mi brazo, (no obstante está muy mal hecho ya que quedan huecos sin rellenar) y después comienza a tatuarme uno exactamente igual alrededor de mi muñeca. De repente el suelo y el techo de la farmacia empiezan a temblar y empiezan a abrirse grietas en ellos, el tatuador para en seco dejando a medias mi tatuaje y mi primo se apresura en cogerme la mano y tirar de mi con fuerza hacia fuera:
"Prima, tenemos que correr o se nos caerá el techo encima"
Recuerdo la sensación de huir de algo y el miedo recorriéndome el cuerpo. Recuerdo la mano de mi primo tirando de mí sin parar. Al salir de la farmacia me encuentro con todo mi barrio sufriendo un terremoto. Los edificios se están desmoronando, se están abriendo grietas en el suelo y los coches están cayéndose hacia abajo en la carretera. Mi primo y yo corremos sin mirar atrás pero yo empiezo a cansarme:
"Celeste tienes que correr, tenemos que ponernos a salvo"
"No puedo más"
"Sí, sí que puedes, yo sé que puedes"
De repente oigo una voz muy familiar gritando mi nombre a lo lejos, me vuelvo y veo a Daniel parado debajo de un edificio sonriéndome. Me paro en seco. El techo está apunto de desprenderse sobre su cabeza:
"Daniel, ¡cuidado!"
Empiezo a correr como si no hubiese un mañana, como si mis piernas fueran alas, sin mirar atrás, y en el último segundo me lanzo sobre él y caemos al suelo lo bastante lejos del desprendimiento como para estar a salvo. Siento que el corazón se me va a salir del pecho. Le he salvado. Le abrazo y lloro, estoy muerta de miedo y he estado a punto de perderle:
"Menos mal que he llegado a tiempo, no me quiero imaginar si te hubiera pasado algo..." 
Le cojo la mano y tiro de él con fuerza, llegamos hasta donde he dejado a mi primo y los tres empezamos a correr hacia delante saltando entre las grietas que se siguen abriendo en el suelo y entre las piedras y los restos de edificios que se están desmoronando. 
Seguimos corriendo y llegamos a un precipicio que divide las dos calles, al otro lado del edificio Rubén está corriendo hacia mí muerto de miedo, salta el precipicio y me abraza con fuerza. No me creo que le tenga en mis brazos otra vez, estaba muy preocupada por él. Le abrazo y sigo llorando, le miro a los ojos y sonrío, él me mira preocupado y me dice:
"Ya vienen, Celeste"
"¿Quién viene?"
"Vienen a por nosotros, estamos en peligro"
"¿Qué?"
Noto como me tiemblan las piernas, no sé a qué se refiere pero en aquel momento solo puedo pensar que es ahora o nunca, así que miro a Rubén a los ojos y sin parar de llorar le cojo una mano y le confieso mis sentimientos hacia él:
"Rubén, por si no salimos de esta, quiero que sepas que me gustas. Me gustas mucho"
Rubén me mira sorprendido por lo que acabo de decirle y antes de que pueda articular palabra, el suelo empieza a temblar de nuevo y pierdo el equilibrio cayéndome hacia el precipicio y de repente, una mano me coge al vuelo y tira de mí hacia arriba con fuerza. Sea quien sea me ha salvado la vida.
Cuando estoy de nuevo arriba me encuentro con los ojos verdes y los rizos de mi amiga Aurora. Ha aparecido de la nada y me ha salvado la vida.
"¿De dónde sales? ¿Cómo has podido llegar hasta aquí y salvarme?"
La abrazo muy fuerte presa del pánico y le digo lo mucho que la quiero, me sonríe y me susurra al oído:
"Aunque no me veas o sientas que no estoy, siempre estaré ahí para ti" 
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De repente aparezco en clase un día normal rodeada de todos mis compañeros, son las 8 de la mañana y les estoy enseñando mis tatuajes a medio hacer. Estoy riéndome con ellos cuando el suelo y las paredes empiezan a agrietarse también y el instituto entero está empezando a temblar sin parar:
"Hay que desalojar el recinto, se trata de un terremoto" 
Todos empezamos a correr, salimos al pasillo central y las escaleras están completamente destrozadas, el techo se nos está cayendo encima y el suelo es cada vez más peligroso de pisar, observo a cada uno de mis compañeros aterrorizada. Todos han salido pero no veo a Marcos por ninguna parte. Empiezo a ponerme muy nerviosa:
"¿Alguien ha visto a Marcos?"

"Por favor, tengo que encontrar a Marcos"
"¿Habéis visto a Marcos?"
"¿Sabéis si Marcos está a salvo?"
Estoy corriendo de un lado a otro del instituto preguntando a todos mis compañeros y a todo el mundo mientras gritan y lloran aterrorizados. A lo lejos puedo diferenciar la figura de Marcos saltando de un lado a otro a punto de salir del recinto. Me llevo las manos a la cara:
"Por favor, ten cuidado" 
Lo digo en un susurro, para mis adentros. 
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Hemos conseguido salir del instituto y vemos los restos de él frente a nuestros ojos cuando alguien me coge del brazo. Me giro y veo a mi madre observando mis tatuajes con desaprobación. Me pregunta con qué permiso me los he hecho ignorando el hecho de que, en el sueño, ya tengo 18 años y efectivamente ella y toda mi familia se enfada conmigo por ello.
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Me desperté recordando sensaciones de angustia, miedo y ansiedad. 


¿Y vosotros qué interpretación le daríais a un sueño así? 
Mi interpretación es simple: supongo que todos mis miedos y preocupaciones se han juntado de manera catastrófica en un mismo sueño poniéndome a prueba. Cada persona que aparece es independiente de otra y así con todas y sin embargo, cada persona que ha aparecido tiene una interpretación o papel en ese sueño que aunque parece una pesadilla, no lo considero así en absoluto.
Gracias por leerme.

 

viernes, 25 de noviembre de 2016

You've given me purpose...

Lo he conseguido. Después de 7 años de mi vida, he conseguido ver a Justin por primera vez. Realmente no tengo palabras para expresar lo que sentí en aquel momento, me compré las entradas hace un año y no asumí que iba a verle hasta que no me subí en el tren rumbo a Barcelona, de hecho, ni siquiera entonces pude asumirlo. Ni siquiera cuando cerraba los ojos y su increíble voz entraba en mis oídos. Sin filtros, sin radiocasette, sin vídeo ni película, sin spotify o CD. Era su voz en directo y yo estaba ahí, escuchándola. Ni siquiera cuando abría los ojos y le veía delante de mí a 20 metros pude asimilar que era yo la que estaba viéndole y que ese momento estaba pasando de verdad, que no era un sueño de esos que he tenido tantas y tantas noches durante tantos y tantos años. Solo podía llorar con un nudo en la garganta mientras le decía a mi madre sin quitarle a él los ojos de encima "Mamá, es él, Justin es de verdad. No es un póster." Y sí, tal vez suena muy absurdo que le dijera eso, estaba claro que Justin Bieber es una persona real de carne y hueso como vosotros y como yo, pero yo no había podido comprobarlo hasta ese mismo instante. A lo largo de estos 7 años he llegado a pensar que no era real, que solo era una ilusión y que no sería posible jamás verle en persona o incluso escuchar su voz sin unos auriculares.
Bien, este martes 22 de noviembre he cumplido un sueño. El sueño de una niña que con 10 años escuchó la voz aguda de un niño con melenita que cantaba en la tele, "Justin Bieber la estrella del momento", para aquel entonces Justin solo tenía 15 años, y qué gran momento aquel en el que lo miré y pensé "wow, es realmente adorable". Qué gran momento aquel en el que acto seguido entré en internet y lo busqué.
Después llegó baby, sí, esa canción tan criticada con la que se le han hecho innumerables burlas pero que a mí, me enamoró. Esa fue la primera canción que decidí imprimirme para aprenderme la letra a la perfección. Tenía 10 años y fue la primera canción que me traduje y me aprendí entera en inglés perfecto. Y después de esa, vinieron todas las demás. Cada canción que sacaba me llenaba el estómago de mariposas, su voz me llenaba los oídos y me llegaba al corazón y nunca había pensado que un completo desconocido pudiera hacerme sentir tanto con tan poco.
Por aquel entonces todo el mundo decía que se me pasaría, que seguramente en 4 años se le habría acabado la fama o yo me habría hecho mayor y ya no me gustaría.
Tengo 17 años, Justin lleva 7 años de carrera y cada vez es más famoso, tanto para bien como para mal. 7 años que he vivido con él. Y de verdad, no podéis haceros una pequeña idea de lo que es para mí haberle visto crecer con mis propios ojos y haber crecido con él. No le conozco personalmente y probablemente me costará mucho hacerlo pero le siento tan cercano que después de tantos años siento que le conozco de toda una vida. Y ojalá todo el mundo pudiera entender lo que siento hacia él, es más que admiración. Justin me ha enseñado muchas cosas. Cosas como a nunca decir nunca, a creer en mis sueños y a luchar por mis propósitos. Puede que los medios de comunicación lo critiquen a más no poder y sí, puede que haya cometido muchos errores en el pasado y todavía le queden muchos por cometer pero me enorgullece decir que yo todavía sigo aquí por él y me enorgullezco de ser belieber de corazón porque no podría tener un ídolo mejor. Así que adelante, podéis criticarme a mí por ser su fan o a él por ser quien es y podéis preguntaros cómo puede gustarme, no me importa.
Le apoyo porque el vínculo que las beliebers y él hemos creado se ha forjado durante todos estos años y ante todo sabemos que es humano y tiene derecho a cometer errores si siempre acaba levantándose demostrándonos que por mucho que te quieran ver hundido, tienes que seguir adelante.
No tengo palabras para explicar lo que sentí cuando le tuve tan cerca que desde donde estaba pude ver cada pequeño defecto físico de su persona, examiné cada milímetro de su cuerpo sin parar de repetirme una y otra vez "Es él. Justin es real. Es de carne y hueso. No estoy soñando, esto es de verdad". De verdad que fue una sensación increíble y ojalá algún día cada uno de vosotros pueda experimentar eso con su ídolo porque es un sentimiento enorme.
Solo puedo darte las gracias, Justin. Y aunque a la gente le parezca absurdo que te escriba si no lo vas a leer, algún día prometo que podré decirte todo esto mirándote a los ojos. Gracias por ser quien eres, por seguir hacia delante, por enseñarme a nunca decir nunca y a creer en mis sueños y por darme un propósito. El propósito de poder abrazarte y hacerte sonreír.
Para todos aquellos que alguna vez me han dicho que hace playback, aquí lo tenéis.
Orgullosa de todas las bocas que callaste en Barcelona, ídolo.





 
 PD: Grabé un videodiario del concierto para todas aquellas personas que no pudieron ir a verlo con el fin de hacer que se sientan conmigo en todo momento. Esta tarde estará subido a youtube y podréis verlo aquí https://www.youtube.com/channel/UCx5zku3Zfi0uiD7hAohGxpA

sábado, 22 de octubre de 2016

Con el tiempo he aprendido...

Con el tiempo he aprendido que si no esperas nada de nadie,
te sorprendes
y que por el contrario,
si lo esperas,
te decepcionas;
que el hecho de que tú
darías mucho por alguien
no significa que ese alguien
vaya a dar lo mismo por ti;
que el insomnio
siempre tiene dueño;

que querer a alguien
no significa
que te vaya a corresponder;
que se puede sonreír por fuera
y estar hecha pedazos por dentro
y que la gente
se lo puede creer;
que nunca nadie
llega a conocerte del todo;
que cada persona está librando
una batalla que tú desconoces;
que los abrazos esconden
algo tan simple y tan valioso
como un sentimiento;
que a través de los kilómetros,
también se puede amar a alguien
y que las personas
que más nos importan,
son las que más daño nos hacen.
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jueves, 4 de agosto de 2016

Mi yo sin ti.

Hoy voy a hablarte de mí. De mi yo sin ti. De mí cuando no estás. Cuando te vas. Cuando no me despiertan tus besos ni siento el calor de tus abrazos.
Hoy quiero que sepas quién soy cuando no estás conmigo, quiero que sepas cómo mi corazón se fragmenta en miles de trozos esperando que vuelvas a repararlo pero nunca llegas y eso sólo lo destruye más. Hoy quiero que conozcas a la persona que soy desde que te fuiste. La persona que perdió la ilusión por todo. La persona que dejó de confiar en los demás. La persona que dejó de esperar nada de nadie y mucho menos de ti. La persona que siempre echará de menos quién era cuando estaba contigo. Ha pasado un escaso mes pero ya casi no queda nada de ella.
Ahora camina mirando a sus pies, con el ceño fruncido y la mirada perdida con la mente llena de pensamientos que la torturan a diario. Ya no cree en nada, ya no necesita a nadie, solo a sí misma. Ya no sonríe al levantarse mirando el móvil esperando leer tus buenos días, ahora simplemente se levanta y piensa que quiere que llegue la noche para seguir durmiendo, si es que consigue pegar ojo alguna noche. Sus sueños se han convertido en pesadillas, y ni los buenos la hacen levantarse sonriendo porque la vida real es su verdadera pesadilla a día de hoy.
Sigues siendo lo primero en lo que piensa al levantarse y al acostarse, eso no cambiará hasta dentro de mucho tiempo. Sigues siendo el único por el que ella haría cualquier cosa, el único por el que lo volvería a intentar infinitas veces hasta morir, eres la única piedra con la que le encanta chocar, la única persona capaz de romperla y volver a unirla sin necesidad de pegamento, el único capaz de hacerla sonreír aunque ella no quiera. Eso no cambiará aunque quiera, siempre podrá más el sentimiento de no te vayas.
Ojalá pudiera decirte por qué te quiere pero no puede porque ni ella misma lo sabe, o sí lo sabe pero es demasiado largo de explicar. Ojalá pudiera decirte que desde que te fuiste nada es igual en su vida, que ya no sonríe apenas, que ya no le brillan los ojos cuando habla de algo que la emociona porque ya nada la emociona, que apenas come y que lo de dormir por las noches se ha convertido en todo un reto para ella. Ojalá pudiera decirte lo que siente cuando la miras pero no la besas, cuando te tumbas a su lado espalda con espalda y no pecho contra pecho, cuando le sonríes pero no le dices lo que sientes, cuando la abrazas pero no te arriesgas. Ojalá pudiera decirte con qué intensidad siente que le oprimen el pecho a diario, ojalá pudiera decirte que se hace heridas en los labios de mordérselos para no besarte. Y tantos ojalás que ya no tienen sentido, porque te has ido y supuestamente nunca volverás. Supuestamente nuestra historia ha llegado a su fin, pero sin embargo, yo todavía tengo la sensación de que nos falta la mitad del libro por escribir, que nunca existirá un adiós definitivo entre los dos. Que estamos destinados a estar juntos y también siento que algún día el destino me dará la razón y así como hoy me separa de ti, en un futuro volverá a ponerte en mi vida y quizá ese futuro sea el que nos merecemos. El futuro por el que tanto luché para vivirlo contigo, aparentemente en vano.
Ojalá pudieras ver como se rompe por las noches cuando se siente sola, ojalá pudieras mirar lo que esconde su sonrisa de día y lo que hay en sus pensamientos diarios.
Ojalá estuvieras aquí y ojalá te quedaras, amor.

sábado, 6 de febrero de 2016

Aunque no te ruegue más.

A veces no somos capaces de decir aquello que sentimos realmente, no somos capaces de ser sinceros con nosotros mismos ni con los demás. Nos convertimos, en ocasiones, en personas hipócritas que solo dicen aquello que los demás esperan que digan. Personas reprogramadas.
A veces nuestro corazón habla y no le hacemos caso, ponemos en su boca cosas que no siente o piensa, ¿Y por qué? Porque ponemos por encima los pensamientos de nuestra cabeza, sin darnos cuenta de que no es lo que realmente queremos. Porque, en ocasiones, cuando decimos "cuídate", desearíamos que esa persona se quedara. Cuando decimos "no pasa nada" aunque pase de todo, cuando decimos "estoy bien" con lágrimas en los ojos y el corazón roto, cuando decimos "adiós" queriendo decir "no te vayas".
Y es en esos momentos en los que el cerebro actúa sobre el corazón y por desgracia (o por fortuna), gana. ¿Nunca os habéis parado a pensar cuántas oportunidades habremos dejado pasar por no decir ese simple te quiero que nos moríamos de ganas de gritarle al cielo? ¿Por no pedirle a alguien a tiempo que se quedara? ¿Por no dejar el orgullo y la hipocresia a un lado en algún momento determinado de nuestra vida?
Por todo esto, te confieso, amor, que no me arrepiento de nada de lo vivido contigo, que repetiría uno a uno millones de veces cada uno de los días que pasamos. Tan solo me arrepiento de los te quiero que no dije. De los besos que no te di por guardarlos para un futuro en común, que al parecer no llegará. De las veces que te veía alejarte y no tuve el valor de pedirte que te quedaras. Por los "vuelve" que le he susurrado a la almohada cada noche mientras te pensaba pero no te hablaba. Por los "me alegro" que en realidad escondían un "no sigas sin mí". Los "estoy echa pedazos" que jamás he sido capaz de admitirte. Los días esperando tu regreso, los centímetros que nos separaban y no he sido capaz de acortar con un beso que me moría por darte.
Los sentimientos que no he expresado, los pensamientos que he callado y nunca te he dicho aunque me muriese de ganas de hacerlo.
Y ahora me temo que no nos queda más que el recuerdo y las cenizas de un gran incendio que jamás se apagará del todo dentro de mí.
Y te quiero y te querré siempre.
Aunque no vuelvas jamás,
aunque yo no te ruegue más.


sábado, 16 de enero de 2016

Sin ti.

Y aquí estoy. Una noche más. Sin ti. Sin tus buenas noches. Sin tus besos. Sin el calor de tus abrazos y sin tu aliento erizándome la piel de la nuca. Otra noche más tratando de aferrarme a los recuerdos, esos que me desgarran en lo más profundo de mi alma. Esos que me consumen. Los que no me dejan pensar con claridad. Y otra noche más te pediría que volvieses, que regreses, que no sigas caminando hacia delante sin mí, y suena egoísta, lo sé, pero nunca quise que hicieras tu vida sin mí, no te voy a mentir. Quería abrazarte hasta quedarme dormida todas las noches y verte a mi lado cuando abriera los ojos todas las mañanas. Quería pasar las horas muertas en tu cama sin hacer absolutamente nada. Quería reír por cualquier estupidez que solo nos hace gracia a los dos. Quería llorar porque te tienes que ir o porque me tengo que ir yo. Quería tener tus mensajes de buenos días y tus besos de buenas noches. Quería ver los estrenos en el cine de todas las películas que nos gustan y ponerme nerviosa cuando me quitas el móvil o me tiras palomitas al pelo. Quería que siguiéramos caminando de la mano por la calle durante meses. Quería vivir primaveras, veranos, otoños e inviernos a tu lado. Quería seguir siendo la culpable de esa sonrisita que te salía cuando te miraba a los ojos sin decir absolutamente nada. Quería seguir siendo la que te hiciera perder los nervios. Quería tus besos. Quería tus caricias, tus abrazos. Quería tu risa en medio de una respiración entrecortada. Quería tus manos encajando con las mías. Quería que mi cuerpo se tensara cada vez que me rozaras. Te quería a ti. En todos los aspectos. En todas las estaciones del año. Otra noche más le gritaría tu nombre al cielo y se lo susurraría a mi almohada entre sollozos si supiera que con eso volverías. Otra noche más te diría vuelve, te suplicaría que no me dejaras, y posiblemente volverías, pero no lo haré porque otra noche más yo sigo aquí, dejando que me consuman mis propios pensamientos, que me consumas tú, y disfrutando de ello, porque joder, otra noche más, te quiero. Y ese sentimiento permanecerá noche tras noche de modo que todas sean igual. Otra noche más eres el que tiene la llave de mi corazón. Eres el que lo tiene en sus posesiones. Otra noche más mi corazón o los pedazos que quedan de él te están pidiendo a gritos que vuelvas. Y sin embargo tu no lo haces. Otra noche más sé que no has vuelto. Sé que ya no huele a ti mi camiseta, ni mis sábanas, ni siquiera mi cuarto. Sé que ya nadie le da calor a mis manos, que sabes que siempre estaban frías. Sé que posiblemente nunca volverás, y contigo desaparecerá cualquier atisbo de felicidad. Y créeme me duele más a mí que a ti. Otra noche más aquí me tienes, ahogándome en mi propio vaso de agua mientras escucho a "maldita Nerea" y le pido al destino que vuelva a unirnos algún día. Aunque solo sea para recordar todo aquello que una vez vivimos y que por ti, no pudimos volver a vivir. Aunque sea solo para que me mires y me recuerdes como la historia que pudimos haber sido y que tú te negaste a escribir. Solo para que recuerdes que te he querido y lo sigo haciendo, posiblemente más de lo que nadie podrá amarte jamás. Que te has grabado a fuego en mi piel, en mi cabeza y en mi corazón, y de una forma u otra siempre te querré, aunque ahora deba ser en lo más profundo de mí.