lunes, 1 de octubre de 2018

Querer(te)

-
El ser humano es idiota y egoísta por naturaleza.
Con el tiempo vamos quitándole el valor a las cosas que realmente deberíamos valorar y disfrutar, centrándonos en las cosas que verdaderamente no importan en absoluto.
Y aquí estoy después de tanto, frente a la pantalla del ordenador, tecleando sentimientos y emociones. Es curioso que solo me venga la inspiración cuando estoy en mis momentos más vulnerables, ¿no?
Y es que, qué tontos somos.
Si lo más importante es querer(te) y ser querido. Qué más da lo demás.
Una mirada de complicidad, una sonrisa tímida, un beso fugaz, una caricia y un abrazo, esos pequeños detalles que ignoramos y que en realidad son los más importantes. Y es que a veces el corazón atiende a razones que la razón no entiende. A veces solo basta un te quiero, una canción triste de amor mientras escuchas la lluvia caer aunque ni siquiera esté lloviendo, solo llueve en tus ojos, dentro de ti.
Recuerdo la primera vez que me dijiste que me querías, fue casi un susurro ahogado, pero nunca había sentido tanta sinceridad en dos simples palabras, recuerdo también nuestro primer beso, nuestra primera cita y nuestra primera discusión. Después ha habido un poco más de todo lo anterior.
Sin embargo, hoy te quiero más que ayer, y seguro que menos de lo que te querré mañana, y así será durante mucho tiempo, porque si estoy contigo el mundo es mucho más bonito, y no me cuesta tanto distinguir las cosas importantes de las que no lo son.
Pequeños detalles como la sonrisa que me sale al recordar cada momento vivido, cada sonrisa, cada lágrima y cada carcajada, cada broma, cada abrazo y cada beso. Como mi respiración entrecortada cuando te acercas demasiado a mi cuello, como los susurros en mitad de la noche y la risa muda ahogada para no despertar a nadie. Como los momentos fantaseando tumbados en la cama sobre nuestro futuro, nuestros viajes, nuestras aventuras y nuestra vida juntos.
Pequeños detalles como el hoyuelo que te sale justo a dos centímetros de la comisura izquierda de la boca, o como esa peca tan graciosa que tienes debajo de la mejilla y que tanto me gusta besar.
Detalles como el hecho de que de ti me gustan hasta los errores que cometes, tus meteduras de pata y tus bromas pesadas, supongo que todo ese conjunto es lo que te hace ser tú, tan especial y tan esencial en mi vida.
Algo tan simple como un mensaje de buenas noches, un "avísame cuando llegues", un "¿qué tal ha ido el día?", un te quiero antes de entrar a un examen importante, una sonrisa entremedias de un beso, un abrazo por la espalda y un mordisquito en el lóbulo de la oreja.
Una vez leí que no puedes escribirle al amor, si no le has mirado de frente a los ojos, lo que no sabían era que yo ya miro al amor cada día reflejado en tus pupilas.
Quizá seamos idiotas y en ocasiones pequemos de egoístas, pero una cosa tengo clara, y es que no hay detalle más grande que el hecho de que no he dejado ni dejaré de querer(te).
Sé muy bien de lo que hablo. Hablo de ti mirándome fijamente con ternura cuando estoy haciendo alguna reflexión mental, hablo de mí observándote dormir como si fueras la cosa más bonita del mundo. Hablo de nuestros enfados pero sobretodo de nuestras reconciliaciones, de tus acercamientos y de mis besos en respuesta.
Hablo de nosotros, y de la magia que creamos.