sábado, 26 de diciembre de 2015

Goodbye 2015.

A falta de 5 días para decirle adiós una vez más a otro año que se va para siempre, a otra etapa que se cierra, a otros momentos que aunque no se repetirán jamás, quedarán siempre en el recuerdo.
Este año, me enorgullece decir que por primera vez he cumplido los 3 propósitos que me propuse cuando dieron las 12 el 31 de diciembre del 2014, para mí este año ha sido sin duda, de los más intensos de mi vida, lleno de mil momentos increíbles, de un verano inolvidable y de personas que me han aportado felicidad y me han llenado el corazón de amor y cariño.
He conocido al amor en primera persona, lo he vivido con sus subidas y bajadas, he aprendido, he madurado, me he caído mil veces y me he levantado mil y una, he experimentado sensaciones que nunca había sentido y que espero seguir experimentando, he vivido adrenalina, me he sentido libre y no he querido dejar de sentirme así nunca.
He llorado, de felicidad y de tristeza, de rabia y de frustración, he gritado, me he reído hasta que no podía más, he luchado hasta el final y he perseguido mis objetivos con constancia y ambición. No me he dejado influenciar por nadie y he seguido teniendo las ideas claras. He cambiado, sí, he crecido y madurado, he cambiado mi manera de ver ciertos aspectos de la vida, he aprendido que la vida da muchas vueltas pero solo las personas que valen la pena las dan contigo.
He aprendido que las mejores cosas de la vida son las que pasan sin esperarlas ni planificarlas, que hace falta hacer locuras para sentirse vivo y que quiero vivir mi adolescencia al 200% porque nadie la va a vivir por mí.
He aprendido a tratar con el amor y a mantener amistades, he luchado por lo que quiero, (como siempre he hecho) y me he levantado con ayuda o sin ella.
Me he frustrado, sí, me he ahogado en mi propio vaso de agua y me he dejado la piel en todo aquello que me valía la pena. He abrazado con intensidad después de haber echado mucho de menos, he sufrido por la distancia y por lo que no es la distancia, he besado, he dado más abrazos sinceros espontáneos y en el momento, he fortalecido la relación con mi mejor amiga, con mi mejor amigo, y con muchas personas importantes, he cuidado de mis amigos, he cantado por la calle a pleno pulmón, he sido feliz y he sido una desgraciada, he demostrado, me han demostrado, he aprendido a valorar todavía más los pequeños detalles de la vida y he conocido a gente nueva que me llevo de este 2015.
Dicho esto, me despido de este gran año y digo hola al 2016, que espero que sea otro gran año y cumpla con todas mis expectativas como ha hecho el que dejamos atrás.
Empezaré a pensar en mis próximos propósitos a cumplir...


martes, 22 de diciembre de 2015

Un día pasa.

Un día pasa.
Pasa que vuelves. Así, sin más. Pasa que regresas e intentas volver a abrirte paso entre mis esquemas, que intentan volver a reconstruirse sin tu ayuda. Pasa que me miras. Pasa que clavas tus ojos en mí y sonríes. Una sonrisa indescifrable, pero, que sin ninguna explicación, une cada uno de los pedazos de mi corazón que se habían roto. Me recompones. Me abrazas. Me besas, y todo lo que había perdido el color vuelve a cobrar vida en mi interior. Y de nuevo ese miedo, ese miedo a perderte. Ese que con solo pensarlo se me revuelve todo, porque ahora que has vuelto no me imagino volver a verte marchar. No me imagino dejar de amanecer contigo al lado. Dejar de despertarte con un puñado de besos mientras te envuelves entre las sábanas poniendo esa voz de niño que tanto me gusta. Dejar de sacarte sonrisas tontas y miradas cómplices. Dejar de ver un millón de películas sin terminar.
No me imagino dejar de pasar las horas muertas en tu cama, o en la mía, durmiendo la siesta o al menos intentándolo, haciéndote cosquillas hasta que me amenaces diciéndome "me enfado" cuando los dos sabemos que jamás lo harías. Dejar de ir juntos al cine, paseando de la mano por la calle. No me imagino que no vuelvas a jugar conmigo a lanzarme palomitas mientras te las devuelvo, o a que dejes de dármelas tú porque aunque te diga que no quiero te empeñas en que tengo que comer.
No me imagino dejar de hacer tortitas para desayunar a las 2 de la tarde y que se quemen porque no tienes ni idea de poner el fuego en condiciones. Y que luego me eches la culpa y me lleves en coche al pueblo de al lado a comer a las 5 de la tarde.
Jamás podría dejar de contar los días que me quedan para verte, ni de darte las buenas noches antes de irme a dormir teniéndote en mente, ni de pensar cada día lo mucho que significas para mí.
Un día pasa que llega esa persona y te engancha.
Entonces estás perdido.
O quizás no.
Quizás acabas de encontrarte.