viernes, 20 de junio de 2014

Summer time.

Por fin ha llegado, ya está aquí.
Después de un año esperándolo, el verano ya ha vuelto. Ha sido un curso...complicado, la verdad. El curso más duro de toda mi vida. Lleno de frustraciones, de lágrimas, de agobios, nervios, estrés y cansancio. He hecho nuevas amigas, sí. Y he vivido momentos increíbles con mi grupo de siempre. Este curso solo ha sido un nuevo reto. Y lo he superado. Me guardo todos estos recuerdos tanto buenos como malos en el corazón, porqué al fin y al cabo, esos momentos únicos ya no se van a repetir. No sabría como describir este curso...pero sí podría definirlo en una palabra; duro. Difícil, también. He sabido lo que era esforzarse muchísimo en algo y no llegar, que no se me reconociera el esfuerzo. Me he sentido mal, conmigo misma y con el mundo en general. He llorado, he gritado y me he frustrado. Me he sentido presionada por mí misma y por el universo que me rodeaba. He amontonado mis problemas y he querido resolverlos a la vez sin darme cuenta de que no se podía. Me he esforzado por ganarles a las ecuaciones, por escalar esa piedra que se interponía en mi camino. Y lo he logrado, sí, y por fin puedo decir que me siento orgullosa, esto era lo que necesitaba, que el esfuerzo no fuera en vano, que se me reconociera, quería estar orgullosa y hacer que la gente que quiero también lo estuviera de mí. Nada más. Decir que agradezco muchísimo a todas las personas que durante este curso han estado conmigo en lo bueno y en lo malo, a mi pandilla de las últimas escaleras, que ahora en los recreos se sienta donde se puede. A la gente que me ha dicho que yo podía hacerlo, aun que yo nunca me lo creía, a los que me han soportado y ayudado, a los que me han escuchado y me han dicho que confiaban en mí. Gracias.

Mi verano empieza aquí.


I was falling.

Hola a todos, personitas que me leen, si es que todavía lo hacéis. 

Y entonces caí. Caí por enésima vez. Recordaba el tacto del frío suelo. Lo recordaba todo como en otras múltiples ocasiones en las que había caído. Todo era igual. Las mismas tristes caras, mismas lágrimas, mismas decepciones. Pero algo había cambiado. Algo dentro de mí era distinto, lo notaba en mis adentros, como una pequeña luz de esperanza, de motivación. Esta vez cogí aire. Cogí impulso y me levanté sin ayuda de nadie.
Me levanté dispuesta a comerme el mundo y no dejar que él me comiera a mí.