miércoles, 28 de diciembre de 2016

Balance 2016

Otro año más que se va,
otro año más que quedará en el recuerdo... 

Llegados a este punto me veo en la tesitura de hacer el balance y la valoración de estos 365 días que dejamos atrás (para no perder costumbre)

Sinceramente y siendo objetiva, no ha sido uno de los mejores, (siendo subjetiva diría que ha sido el peor de todos con diferencia) y como se trata de una valoración personal, voy a dejar a un lado la objetividad.
Este año ha sido el más duro y difícil de toda mi vida, he luchado más que nunca contra ese caos que los adultos llamáis adolescencia y he intentado sobrevivir a ella como he podido. Me han roto el
corazón y me lo han reparado para volver a rompérmelo poco después, han hecho con él lo que han querido, lo han llenado de amor y después se ha vaciado. He dado el 200% hasta quedarme a -70%, he perdido parte de mi esencia a causa del dolor y las decepciones y sí, he cambiado. He cambiado porque he madurado y aprendido a base de golpes, golpes de los que no me he recuperado por el momento y todavía están cicatrizando. He perdido a personas, he hecho que se alejen de mí otras sin saber cómo retenerlas. He intentado hacer mi vida sin deshacerme de las cosas que me lo impedían. Me he engañado a mí misma omitiendo todo aquello que sentía y no, no me ha salido bien. He aprendido a llevar una relación y también a recuperarme de ella. He sentido mariposas en la tripa, he besado, he reído, he llorado (y puede que más de lo que he reído), me he ilusionado y me he frustrado cuando las cosas no me han salido bien, he viajado y he vivido nuevas experiencias, he sufrido un año más por distancia, he echado de menos y he abrazado después de mucho tiempo sin ver a alguien que me importa.
He dejado fluir mis sentimientos y se han descontrolado, he estudiado muchísimo sin verse recompensado el esfuerzo, he hecho planes y algunos han sido estropeados, pero muchos otros realizados. También he hecho planes para el 2017, planes que me voy a encargar de cumplir uno a uno y de que así, el año que llega sea mi año.
He pasado página, o tal vez no del todo, tal vez he dejado una esquina doblada por si me da por volver a leerla, sin embargo, he empezado a escribir en las hojas en blanco que la seguían.
Se podría decir que este año he hecho locuras. He hecho y dicho cosas que no me había atrevido a hacer y decir antes, he luchado por ser fiel a mis ideales, principios y opiniones, he dejado salir a ese torbellino de emociones que soy por dentro y al final, he acabado guardándolo cerrando con candado y tirando la llave. He tenido mucha paciencia hasta haberla agotado por completo. He dejado de creer en muchas cosas y he empezado a creer en otras. Me he marcado unos objetivos y me he propuesto cumplirlos sin que nadie me lo impida.
He visto a mi ídolo después de 7 años y fue el mejor día de mi vida, pasado un mes, todavía cierro los ojos y me veo teniéndole a tan solo 20m, no lo olvidaré jamás; he cantado y bailado, me he viciado a un juego y me he acabado una serie, he discutido muchas veces y he pedido perdón y perdonado muchas otras.
He conocido a personas maravillosas y he mantenido a los de siempre aún habiendo caminado por una cuerda floja. He suspendido y me han suspendido. He caído muchas veces pero sigo en pie, y aunque tras este año tan "trágico" y a la vez "emocionante" ahora soy más fría, también soy un poquito más fuerte.
Espero que el 2017 cumpla todas mis expectativas como no las ha cumplido el 2016, al fin y al cabo no se cumplen 18 todos los años.

Hasta nunca, 2016.



Bienvenido, 2017.

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