sábado, 6 de febrero de 2016

Aunque no te ruegue más.

A veces no somos capaces de decir aquello que sentimos realmente, no somos capaces de ser sinceros con nosotros mismos ni con los demás. Nos convertimos, en ocasiones, en personas hipócritas que solo dicen aquello que los demás esperan que digan. Personas reprogramadas.
A veces nuestro corazón habla y no le hacemos caso, ponemos en su boca cosas que no siente o piensa, ¿Y por qué? Porque ponemos por encima los pensamientos de nuestra cabeza, sin darnos cuenta de que no es lo que realmente queremos. Porque, en ocasiones, cuando decimos "cuídate", desearíamos que esa persona se quedara. Cuando decimos "no pasa nada" aunque pase de todo, cuando decimos "estoy bien" con lágrimas en los ojos y el corazón roto, cuando decimos "adiós" queriendo decir "no te vayas".
Y es en esos momentos en los que el cerebro actúa sobre el corazón y por desgracia (o por fortuna), gana. ¿Nunca os habéis parado a pensar cuántas oportunidades habremos dejado pasar por no decir ese simple te quiero que nos moríamos de ganas de gritarle al cielo? ¿Por no pedirle a alguien a tiempo que se quedara? ¿Por no dejar el orgullo y la hipocresia a un lado en algún momento determinado de nuestra vida?
Por todo esto, te confieso, amor, que no me arrepiento de nada de lo vivido contigo, que repetiría uno a uno millones de veces cada uno de los días que pasamos. Tan solo me arrepiento de los te quiero que no dije. De los besos que no te di por guardarlos para un futuro en común, que al parecer no llegará. De las veces que te veía alejarte y no tuve el valor de pedirte que te quedaras. Por los "vuelve" que le he susurrado a la almohada cada noche mientras te pensaba pero no te hablaba. Por los "me alegro" que en realidad escondían un "no sigas sin mí". Los "estoy echa pedazos" que jamás he sido capaz de admitirte. Los días esperando tu regreso, los centímetros que nos separaban y no he sido capaz de acortar con un beso que me moría por darte.
Los sentimientos que no he expresado, los pensamientos que he callado y nunca te he dicho aunque me muriese de ganas de hacerlo.
Y ahora me temo que no nos queda más que el recuerdo y las cenizas de un gran incendio que jamás se apagará del todo dentro de mí.
Y te quiero y te querré siempre.
Aunque no vuelvas jamás,
aunque yo no te ruegue más.


3 comentarios:

  1. Se dice que todo pasa por algo.
    Y aun doliendo, hay que pasar por cosas que de algún modo nos hacen "aprender".
    Como dicen en una películas de esas que me gustan..."esto también pasará"...
    En una época de mi vida tuve que repetírmelo a diario. Y sí. Un día pasó.
    Cuando lo necesito, me lo recuerdo..."esto también pasará"...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo sé... todo pasa y no hay mal que 100 años dure, como se suele decir.
      Te quiero

      Eliminar
    2. No, el comentario no iba en plan topicazo.
      Efectivamente, no hay mal que cien años dure...pero cuando dura cómo duele no?...
      Sólo digo que aunque duela y duela mucho...al final acaba pasando.
      Y que extrañamente, hemos de pasar por situaciones que duelen...porque "se supone" que sirven para enseñarnos y porque está en nuestro destino.
      Yo también te quiero.

      Eliminar